lunes, 22 de marzo de 2010

HIPÓCRATES-A

Hipócrates de Cos

Hipócrates nació en 460 a.C. en la isla de Cos (mar Egeo), y murió en el año 377 a.C. en Larisa (Tesalia). Fue un médico griego, llamado desde la Edad Media el Padre de la Medicina. Figura de gran relieve histórico que ya en época griega adquirió carácter mítico. Pertenecía a una familia de médicos-sacerdotes de Asclepio. Viajó por toda Grecia y probablemente por el Próximo Oriente, siendo considerado durante su vida como un gran clínico. Su figura ha sido venerada durante siglos como personificación del médico ideal y como el fundador de la medicina. Su concepción de la medicina, basada en la experiencia y en la observación, nos es conocida por los Aforismos y los tratados que se le atribuyen del célebre Corpus hippocraticum, conjunto de teorías médicas de la época compiladas por la escuela médica de Cos. Se basan en la teoría de los cuatro humores (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra) y en la fuerza curativa de la Naturaleza.

Aforismos
1. Corta es la vida, el camino largo, la ocasión fugaz, falaces las experiencias, el juicio difícil. No basta, además, que el médico se muestre tal en tiempo oportuno, sino que es menester que el enfermo y cuantos lo rodean coadyuven a su obra.
2. La Medicina es el arte de curar las enfermedades por sus contrarios. El arte de curar, el de seguir el camino por el cual cura espontáneamente la Naturaleza.
3. En las disenterías y vómitos espontáneos, si se evacua lo que debe ser expelido, todos estos trastornos podrán ser útiles y poco molestos; pero, si esto no ocurre, serán dañosos. De igual manera, la evacuación de los vasos es útil cuando se practica en términos convenientes, pues, y es muy conveniente tener en cuenta el país, la estación, el tiempo y la naturaleza de las enfermedades, en que pueden convenir o no estas evacuaciones.
4. La robustez extremada es dañosa a quienes hacen ejercicios violentos, como los atletas; pues no pudiendo mejorar ni permanecer estacionarios, es muy fácil que se altere en su perjuicio. Así es conveniente que se disminuya gradualmente el vigor excesivo, para que el cuerpo comience una nutrición nueva. No obstante, precisa no evacuar con exceso; la atenuación debe estar en proporción a la naturaleza y fuerzas del enfermo, pues la excesiva replexión es tan perjudicial como la evacuación extrema.
5. La dieta rigurosa es peligrosa siempre en las enfermedades crónicas y aun cuando está contraindicada en las agudas. Es difícil de soportar un régimen de sobrada tenacidad, como lo es una replexión excesiva.


E. Littré, Oeuvres Complètes D’Hippocrate, Tome quatriéme, Aphorismes premiére et deuxiéme section, a Paris, chez J.B. Baillière, 1844, p. 458-485.